Cuando llego a un instituto y pregunto a l@s alumn@s si les gusta la poesía, un porcentaje de más del 60% dicen que no. Cuando pregunto las razones, siempre son las mismas: es aburrida, no la entiendo, es lejana, no conecta con mi realidad, es algo que sólo sirve para contar sílabas y hacer rimas... Cuando acaba el taller, siempre hacemos una valoración. En el mejor de los casos (que es en la inmensa mayoría de casos) esas personas han cambiado su visión y ven en la poesía una forma de expresarse, de conectar sus emociones con sus ideas, de que se les escuche, de poder reivindicarse desde un lenguaje propio (poético y propio) y además, encuentran en la poesía oral un vehículo para trabajar la comunicación con los demás: su voz, su energía, su lenguaje no verbal, su conexión emocional, su forma de afrontar el miedo a hablar en público o su naturalidad. Esa experiencia, esa conexión con la poesía desde la reafirmación personal y la experiencia en primera persona, es fundamental para...