Estás a salvo. Estás a salvo. Sí, has caminado temblando, esquivando cuchillos que llovían intentando clavarse en el epicentro de tu libertad de sentimiento. Has resistido: patada, risa, patada, insulto, patada, burla, patada, "gordo", patada, "pobre", patada,"perdedor", patada,"ríndete", patada tras patada tras patada por parte de esos niños lindos, envasados al vacío, a los que sus padres les regalaron impunemente la hipoteca de la sobre protección, sin entender que les estaban regalando la miseria del no tener recursos y del no tener defensas ante el primer gran golpe adulto irremediable de esta vida. Y esos niños que hoy son un escaparate de escombros de casi 40 años, cuando aún eran icono del éxito pasajero, con cada patada, con cada insulto, con cada agresión por tu parte escondida, te hicieron el mayor regalo: la supervivencia. Ya que hoy, soldado curtido en las